Una cara parecida

Cuenta que una mujer compró una vasija de plata por cuatro mil denarios.  Un día miró aquel obsequio que compró y se echó a llorar. Sabría que su hermana al pintarla, la hizo para ella; pero recuerda cuando la rechazó por no ser de gran valor. Aquella vasija guardaba el recuerdo de su hermana, que un día reventó en miles de pedazos, por un amor consumado y atrapante. En las partes de la vasija encontró las cenizas internas de ella, afloradas en el aire y desperdiciadas en el espacio. Aquella mujer decidió arreglarla para guardar consigo su cuerpo que viejo se consumaba en el tiempo.


Autor: Jenny Alejandra Perez Paez
Magíster  en pedagogía y medicaciones tecnológicas
Docente Universitario